Actualmente, se aprecian nuevas facetas de la biodiversidad marina que van desde las profundidades y las regiones polares, hasta los niveles jerárquicos de organización biológica más bajos, constituidos por la diversidad inexplorada de las comunidades microbianas (bacterias, hongos, levaduras, protozoos, virus y algas) (Ortíz et al. 2004).
La edad de oro de los antibióticos comprende el
período de los años 40 a los 70, que comenzó con el aislamiento de la
penicilina del hongo filamentoso Penicillium notatum, por Fleming, en 1929.. En
1948, se produjo otro gran descubrimiento, la cefalosporina C, un
antibacteriano de amplio espectro, producido por Cephalosporium acremonium, un
hongo marino (Manzi y Mayz, 2003).
Diversas bacterias marinas exhiben actividad
antibiótica. Entre las bacterias marinas que muestran actividad antimicrobial,
una variante de Psedomona piscidia muestra marcado antagonismo a varios
microorganismos. Una bacteria coloreada de rojo, proveniente de Puerto Rico se
encontró por excretar en el medio acuático sustancias antibacterianas. Las
bacterias y hongos marinos también están reportadas por producir sustancias,
que afectan el sistema nervioso central, sistema respiratorio, sistema
neuromuscular, sistema cardiovascular y en el sistema gastrointestinal. Algunas
de las sustancias son conocidas por producir efectos locales tales con dolor,
necrosis, parestesia, prurito, entre otros.
Distintas bacterias marinas producen toxinas. La
tetraodontocina uno de las toxinas marinas más conocidas, esta a menudo
involucrada en fatales comidas envenenadas. Esta toxina tiene una acción
especifica que bloquea los canales de sodio de las membranas excitables. Recientemente
se ha rastreado que la fuente primaria de la toxina es una bacteria simbionte,
lo cual requiere futuras confirmaciones (Bhakuni y Rawat, 2005)
La
abundancia de productos bioactivos marinos con fines medicinales,
específicamente antibacteriales, a partir de bacterias marinas, se infiere en
el estudio realizado por León et al. (2010) en invertebrados que sirvieron como
fuentes de aislamiento de bacterias inhibitorias de origen intermareal de Playa
San Francisco – Ancón (Perú) (Tabla 1). Inicialmente fueron aisladas un total
de 102 cepas de bacterias marinas, de las cuales, previa selección de
antibiosis frente a Staphylococcus aureus, Bacillus subtilis y Micrococcus
luteus, (cepas indicadoras), resultaron diez cepas con propiedades inhibitorias
Tabla 1.: Tamizaje antibacterial de cepas marinas
aisladas de invertebrados intermareales recolectadas en la Bahía de Ancón,
Perú.
Fuente: León et al., 2010.
Del mismo modo, Ortíz et al. (2004) divulgan que
evaluaron 126 cepas de bacterias y actinomicetos marinos aislados de diferentes
regiones de la plataforma Cubana. Los resultados evidencian el potencial
biotecnológico de estos microorganismos aislados ya que presentaron actividad
contra patógenos considerados como intratables clínicamente y hongos
fitopatógenos. Además, se detectaron microorganismos potencialmente productores
de antitumorales.
En sus conclusiones informan:
- El 27% de las cepas estudiadas presentaron
actividad antimicrobiana frente al menos uno de los gérmenes sensibles
empleados en el tamizado primario.
- El 55% de los actinomicetos que
desarrollaron actividad antibacteriana en el tamizado primario, fueron
capaces de inhibir el crecimiento de al menos una de las especies
bacterianas indicadoras en el tamizado secundario. De los actinomicetos
aislados que mostraron actividad antifúngica en el primer tamizado, el
100% también desarrolló esta actividad en el tamizado secundario frente al
menos una de las especies fitopatógenas ensayadas.
- En el tamizado primario de
actividad antimicrobiana, las cepas más sensibles fueron Bacillus subtilis
y Candida albicans. En el tamizado secundario los más sensibles fueron la
bacteria Staphylococcus aureus y el hongo Fusarium oxysporum. La cepa AM-8
fue la mayor productora de sustancias antimicrobianas.
- El 5% de los microorganismos
aislados produjo sustancias intercalantes de ADN, los que pueden ser
interés como posibles agentes antitumorales de bajo peso molecular. La
cepa AM-36 fue la más representativa en este ensayo.
Los microorganismos marinos, incluyendo las
cianobacterias, han emergido en los últimos años como una fuente importante de
nuevos metabolitos secundarios con actividades biológicas de relevancia
farmacéutica. El análisis filogenético de varias colecciones de cianobacterias
marinas provenientes de diversos lugares alrededor del mundo ha revelado que la
diversidad genética entre estos organismos es mucho más grande de lo que
inicialmente se había pensado (Pereira et al .2011).
Extracto de seminario sobre biomedicina marina realizado por el biólogo marino Atahualpa Díaz
Extracto de seminario sobre biomedicina marina realizado por el biólogo marino Atahualpa Díaz