miércoles, 11 de marzo de 2020

¿Qué son los fitobióticos?


Los fitobióticos se definen como compuestos bioactivos naturales derivados de plantas con efectos positivos sobre el crecimiento y la salud de los animales, que se añaden como aceites esenciales, extractos botánicos y extractos de hierbas (Puvaca et al, 2013). Se sabe que algunos compuestos fitobióticos tienen propiedades antimicrobianas, antivirales, anti fúngicas y antioxidantes (Brenes et al, 2010), y tradicionalmente se han utilizado como medicamentos complementarios o alternativos para mejorar la salud humana y para tratar enfermedades humanas (Kim et al, 2008). 

¿Qué son los fitobióticos? 



Con la identificación de componentes activos de los fitobióticos y algunos avances en los estudios mecánicos de estos componentes en animales, se han incrementado los esfuerzos de investigación para utilizarlos en sustitución de los antibióticos en dietas animales (Li et al, 2012).

Los fitobióticos comprenden una amplia gama de sustancias y por lo tanto, han sido clasificados según su origen botánico, su procesamiento y su composición. Los aditivos alimentarios fitogénicos incluyen hierbas, que son plantas de floración no leñosas conocidas por tener propiedades medicinales; especias, que son hierbas con olor o sabor intenso, comúnmente añadido a la comida humana; aceites esenciales, que son líquidos aceitosos aromáticos derivados de materiales vegetales tales como flores, hojas, frutos y raíces; y las oleorresinas, que son extractos derivados de disolventes no acuosos a partir de material vegetal.

El modo de acción de la mayoría de los aditivos alimentarios fitogénicos todavía no se entiende completamente. Sin embargo, éstos son algunos de los mecanismos potenciales por los que puede mejorar el rendimiento de los cerdos.

Mayor consumo de alimentos

El efecto estimulante de los fitobióticos sobre la ingesta de alimento se debe al aumento en la palatabilidad de la dieta, resultante del sabor y olor mejorados, especialmente con el uso de aceites esenciales (Kroismayr et al, 2006). Sin embargo, el efecto de la adición de aceites esenciales a las dietas de cerdos es muy variable. La adición de aditivos fitobióticos a las dietas de los cerdos, puede en algunos casos, no afectar la ingesta de alimento e incluso dar lugar a una mejor eficiencia alimenticia. La palatabilidad de las dietas asociada con la adición de fitobióticos, también puede deberse a sus efectos antioxidantes (Balcerczyk et al, 2014), lo que podría contribuir a preservar las cualidades organolépticas deseadas del alimento.

Función intestinal mejorada

 La mejora de la función intestinal se atribuye principalmente al posible efecto estimulador de las secreciones digestivas, como: enzimas digestivas, bilis y moco (Platel et al, 2004). Las sustancias fitogénicas de ciertas hierbas, especias y sus extractos, también han demostrado tener acciones farmacológicas dentro del tracto digestivo (Camara et al, 2003).

Efectos antioxidantes

Las propiedades antioxidantes de algunas sustancias fitogénicas se han atribuido a los terpenos fenólicos en los aceites esenciales (Si et al, 2006; Michiels et al, 2008). Algunas plantas que contienen terpenos son el orégano, el tomillo y el romero. Sin embargo, aún se estudia si se pueden añadir estas plantas en cantidades suficientes en las dietas del cerdo, para reemplazar los antioxidantes comúnmente utilizados.

Efecto antimicrobiano

Las propiedades antimicrobianas de las sustancias derivadas de plantas han sido conocidas durante siglos (Liu et al, 2013). Estas propiedades se atribuyen principalmente a los aceites esenciales de estas plantas, siendo el orégano y el tomillo de gran interés, debido a su contenido de monoterpenos: carvacrol y timol, respectivamente; mismos que han mostrado una alta eficacia in vitro contra bacterias patógenas que se encuentran en el tracto digestivo.

En la porcicultura se han utilizado diversos fitobióticos, entre los que se encuentran:

Orégano

El orégano (Origanum vulgare) es una planta herbácea perenne, aromática, nativa de Europa, de la familia Lamiaceae, tiene varias especies; gracias a sus características aromáticas y de aplicación alimenticia, se han desarrollado muchas subespecies y variedades (Grondona et al, 2014).
De todos los compuestos del orégano los principales son el carvacrol y timol, a quienes se les atribuyen funciones antioxidantes y antibacterianas, alterando la permeabilidad de la membrana celular de las bacterias, entre las que están: Salmonella spp. y E. coli, responsables de algunos trastornos digestivos en cerdos (Grondona et al, 2014).
Se ha demostrado que la adición de aceite esencial de orégano en una dieta para cerdos, tiene efectos positivos sobre el crecimiento en el período de finalización. Además, el aceite esencial de orégano, al tener una actividad enzimática superior a la Vitamina E, redujo el estrés oxidativo provocado por el transporte, mejorando la calidad de la carne ( Zou et al, 2016).
La suplementación con aceite esencial de orégano en la dieta de cerdas durante la gestación y la lactancia, mejora el rendimiento de sus lechones, lo que puede atribuirse a la reducción del estrés oxidativo (Tan et al, 2015). En otra investigación se encontró que al usar aceite esencial de orégano en las dietas, disminuía la producción de citoquinas proinflamatorias y se promovía la integridad de la barrera intestinal en los cerdos. El efecto protector del aceite esencial de orégano en el intestino está asociado con la disminución de E. coli (Zou et al, 2016).
Por otra parte, la suplementación dietética con aceite esencial de orégano y vitamina E, puede mitigar el estrés durante el transporte y reducir la oxidación lipídica. La suplementación con aceite esencial de orégano y Vitamina E reduce los niveles de cortisol sérico, pero sólo el aceite esencial de orégano puede reducir los niveles de norepinefrina en cerdos estresados durante el transporte. La adición de aceite esencial de orégano y Vitamina E a las dietas porcinas, reducen los niveles de malondialdehído generado por la peroxidación lipídica de ácidos grasos insaturados (marcador de la degradación oxidativa de las membranas celulares) y aumentan en parte la actividad enzimática antioxidante (Zhang et al, 2015).

Tomillo

El tomillo (Thymus vulgaris) es una planta aromática, leñosa y polimorfa. Es originario de Asia occidental, Europa Central y el norte de África, pero es posible encontrarla a manera de cultivo en diferentes lugares del planeta, en terrenos secos, soleados y calcáreos. Existen gran variedad de especies. El aceite esencial está constituido principalmente por fenoles monoterpénicos, como timol, carvacrol, p-cimeno, gammaterpineno, limoneno, borneol y linalol (Teodorovic et al, 1990).
Al incluir un producto comercial preparado a partir de tomillo en dietas de lechones destetados, se observó que los animales obtuvieron mayores ganancias diarias de peso, se disminuyó la mortalidad y los gastos en fármacos (Teodorovic et al, 1990).
En un estudio aprobado por la China Agricultural University Animal Care and Use Committee, se observó que al complementar la dieta con aceite esencial de tomillo y canela, la digestibilidad de la materia seca y la proteína cruda; así como la proliferación de linfocitos, aumentaron significativamente (p<0.05) en comparación con el grupo control. El nivel de capacidad antioxidante plasmática total aumentó, el número de UFC de E. coli en ciego, colon y recto se redujeron en los cerdos alimentados con dietas complementadas con aceite esencial de tomillo y canela, en comparación con el grupo control. Los autores del estudio concluyeron que los aceites esenciales mejoran el rendimiento de los animales y reducen los cuadros la diarrea, probablemente mejorando el estado inmunológico, la ecología intestinal y la digestibilidad de los nutrientes (Li et al, 2012).

También se ha descrito que lechones alimentados con dietas que contienen tomillo, salvia y cilantro, tuvieron una ganancia diaria de peso y una eficiencia de conversión alimenticia significativamente mayor (p<0.05) que los grupos control (Wagner et al, 2003). La dieta suplementada con 0.3% y 0.5% de una mezcla herbaria (tomillo, semilla de cilantro, semilla de alcaravea, salvia, manzanilla y menta), demostró tener efectos positivos en cerdos de crecimiento a finalización. Los cerdos alimentados con el suplemento herbario al 0,5% mostraron mejores resultados en ganancia diaria de peso, conversión alimenticia, peso promedio de la canal, peso del lomo y peso del jamón (Paschma et al, 2000).

Amapola penacho

La amapola penacho (Macleaya cordata) pertenece a la familia Papaveraceae. Es una planta herbácea perenne, de origen asiático. Contiene una serie de alcaloides importantes, en los que se incluyen: sanguinarina, dihidroderivada, queleritrina, protopina y ácidos fenólicos.
Se ha utilizado en la medicina tradicional china durante mucho tiempo. Se utiliza con fines específicos, tales como el manejo del dolor, la modificación del sistema inmunológico y la reducción de la inflamación. La capacidad de disminuir la proliferación de bacterias y hongos se ha atribuido a las benzo fenantridina, alcaloides cuaternarios y la sanguinaria. Además, sus efectos positivos sobre la salud se evidencian por su capacidad para inhibir el crecimiento de microorganismos, bloquear la liberación o acción de la adrenalina en las terminaciones nerviosas y disminuir la excitación del sistema nervioso simpático. (Ni et al, 2016).
De acuerdo con los resultados de un estudio, la inclusión de un producto comercial que contiene amapola penacho en dietas para cerdos en destete, tiene efectos benéficos sobre el desempeño durante el crecimiento y estimula la actividad antiinflamatoria (Kantas et al, 2014). También se ha reportado que el uso de extracto de amapola penacho en dietas para cerdos en crecimiento, reduce la presencia de diarreas y mejora la función de la barrera intestinal (Lui et al, 2016).

Yuca

Se distribuye desde el suroeste de Nevada y Arizona, en Estados Unidos, en donde se le conoce como Yucca Mohave, y se prolonga hacia el sur de Baja California, en México. El extracto de Yucca schidigera ha sido utilizado desde tiempos inmemoriales por los nativos de las regiones desérticas del norte de México, como complemento alimenticio en los humanos. El extracto contiene saponinas esteroidales que tiene propiedades antinflamatorias.

En cerdos alimentados con dietas que contenían yuca, se observó que la concentración de amoniaco en heces fue menor, en comparación con las de aquellos animales que no fueron alimentados con yuca. Las bifidobacterias, las eubacterias y los estafilococos, fueron más abundantes en las heces de los cerdos que recibieron una dieta suplementada con yuca, en comparación con aquellos que no la recibieron (Katsunuma et al, 2000).
En otra investigación se adicionó extracto de yuca como aditivo en dietas para cerdos, observándose un efecto en la disminución de los niveles de triglicéridos, colesterol y urea en el suero, durante la etapa de crecimiento; además, de un incremento de neutrófilos en los cerdos de engorde (Espinosa et al, 2008).

Consideraciones ante el uso de fitobióticos en las dietas porcinas

Independientemente de su eficacia, la aplicación de aditivos alimentarios fitogénicos en los cerdos debe ser segura para el animal, para el usuario, el consumidor del producto animal y el medio ambiente. Con respecto a los animales expuestos, en general no se pueden excluir los efectos adversos para la salud en caso de una sobredosis accidental. Para el usuario (por ejemplo, fabricante del alimento), el manejo de formulaciones puras de tales aditivos para el alimento, generalmente requiere medidas de protección porque son potencialmente irritantes y pueden causar dermatitis alérgica por contacto (Burt et al, 2004).

Con respecto a la seguridad del consumidor, los aditivos alimentarios fitogénicos pueden dejar posibles residuos no deseados en los productos derivados de los animales alimentados con estos productos. Por ejemplo, Stoni et al. (2006) reportaron una absorción casi completa de carvacrol y timol en cerdos alimentados con estos aceites esenciales y detectaron sus metabolitos glucurónicos y sulfatados en plasma sanguíneo y riñón. 

De forma similar, un estudio en seres humanos demostró una rápida absorción y subsiguiente excreción urinaria de metabolitos glucurónicos y sulfatados de aceites esenciales rosmarínicos (Baba et al, 2005). Sin embargo, la actividad metabólica (por ejemplo, la absorción y el potencial de acumulación en los tejidos comestibles), difiere ampliamente entre los compuestos fitogénicos, y por lo tanto la seguridad debe evaluarse por separado para cada aditivo alimentario fitogénico en particular.

Otro punto a considerar con el uso de aditivos fitogénicos, es la posible interacción con otros aditivos. Diferentes estudios en los que se investigó la eficacia de los fitobióticos, incluyeron otros promotores de crecimiento, por ejemplo: ácidos orgánicos y probióticos; así como la combinación de ellos, sin mostrar interacción antagónica entre estos aditivos.

Por otra parte, los estudios sobre interacciones de fitobióticos con preparaciones enzimáticas que incluyen fitasas, xilanasas o enzimas que degradan polisacáridos no almidón son muy limitados. Sarica et al. (2005) reportaron la ausencia de interacciones o interacciones negativas de ajo y tomillo, con enzimas degradantes de polisacáridos. Sin embargo, se ha informado que los fitobióticos que contienen componentes con propiedades astringentes, interactúan negativamente con aditivos proteínicos de la alimentación, mediante una desnaturalización parcial (Anadon et al, 2005).

En conclusión, se afirma que los fitobióticos ejercen efectos antioxidantes, antimicrobianos y promotores del crecimiento en los cerdos, acciones que están parcialmente asociadas con un mayor consumo de alimento, supuestamente debido a una palatabilidad mejorada de la dieta. Mientras que los resultados disponibles no apoyan una mejora específica de la palatabilidad, no se puede descartar la eficacia antioxidante de algunos fitobióticos para proteger la calidad del alimento, así como la de los productos derivados de los animales alimentados condichas sustancias.

Con respecto a la acción antimicrobiana, algunas observaciones in vivo apoyan la suposición de que el potencial general de los fitobióticos es contribuir a una reducción final de microorganismos patógenos en el intestino de los cerdos. En comparación con los aditivos alimentarios antimicrobianos y los ácidos orgánicos, los fitobióticos utilizados en la práctica parecen modular las variables gastrointestinales relevantes, como el recuento de colonias microbianas, los productos de fermentación (incluyendo sustancias no deseadas o tóxicas), la digestibilidad de nutrientes, la morfología de los tejidos intesti- nales y algunas reacciones del sistema linfático asociado al intestino. Algunas observaciones aisladas parecen apoyar las mejoras de la actividad enzimática digestiva y la capacidad de absorción, a través de los fitobióticos. Por otra parte, los fitobióticos estimulan la producción de moco intestinal, lo que puede contribuir adicionalmente al alivio de la presión de microorganismos patógenos, a través de la inhibición de su adhesión a la mucosa.

Desafortunadamente, los resultados experimentales respectivos están disponibles solamente a partir de productos comerciales que contienen mezclas de fitobióticos. Por lo tanto, todavía existe la necesidad de un enfoque sistemático para explicar la eficacia y el modo de acción para cada tipo y dosis de compuesto activo, así como sus posibles interacciones con otros ingredientes del alimento. Sin embargo, la experiencia actual en la alimentación de los cerdos con estos compuestos, parece justificar su uso, al promover el crecimiento, mejorar la respuesta inmune, disminuir los microorganismos patógenos y promover la actividad antioxidante.

Artículo original: aquí

Los beneficios del kéfir: ¿es realmente mejor que el yogur?


El kéfir de leche y el yogur tienen algunas propiedades similares, pero no son alimentos «iguales». Por un lado, para que un yogur sea considerado como tal según la legislación tiene que estar fermentado por «streptococcus thermopilus» y «lactobacillus bulgaricus». De hecho, aquellas leches que estén fermentadas con otras bacterias no pueden llamarse yogures sino «leches fermentadas» o «postres lácteos».

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Los beneficios del kéfir: ¿es realmente mejor que el yogur?

El kéfir, por su parte, es un producto lácteo líquido, fermentado y muy aromático que se obtiene por una doble fermentación: ácido-láctica, por acción bacteriana («acterium caucasicum» y «Streptococus lactis»); y alcohólica, por levaduras y por microorganismo («torula kefir» y «Saccharomyces kefir»). Además, según explica la Dra. Elena Aguilar, dietista-nutricionista del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (Codinma), su consistencia y su sabor dependerán de la fermentación alcohólica, lo que hace que pueda hablarse de «kéfir fuerte, medio o suave» e incluso de kéfir con «graduación alcohólica».

Al igual que el yogur, el kéfir se considera un alimento de efecto probiótico, es decir, que influye de forma beneficiosa sobre la microbiota intestinal gracias a su contenido en microorganismos viables que previenen el desarrollo de patógenos intestinales. Esto hace que deba conservarse refrigerado hasta su consumo y que resulte un buen aliado para restablecer la microbiota tras un tratamiento con antibióticos, según destaca la Dra. Aguilar.

El aporte calórico y la composición nutricional del kéfir depende de la leche de la que parta (de vaca, de cabra o de oveja). Según la norma del Codex Alimentarius de la FAO/OMS para leches fermentadas su composición es similar a la del yogur (un 2,7% como mínimo de proteína láctea, menos del 10% de grasa láctea y una acidez mínima del 0,6%).

Además, según destaca la Dra. Aguilar la actividad de los microorganismos que han sido artífices de la fermentación influyen en su valor biológico y en la mejora de la digestibilidad pues aporta lactosa hidrolizada, ácidos grasos libres y una elevada concentración de enzimas proteolíticas. Otra de sus ventajas es que el ácido láctico presente en las leches fermentadas ayuda a la absorción y la utilización del calcio debido a que durante la fermentación el fósforo y el calcio se hacen solubles.


Los beneficios del kéfir 

El kéfir de leche es rico en triptófano, calcio, magnesio, fósforo y vitaminas B y K. Algunos de los beneficios que se atribuyen a las leches fermentadas son, según recoge la Dra. Aguilar, que contribuye al control de la saciedad, a la prevención de enfermedades como el sobrepeso, la obesidad, la diabetes tipo 2, la hipertensión o la enfermedad cardiovascular. También ayuda a mejorar y mantener la salud ósea y la microbiota intestinal. «No se discute su importante papel sobre el tránsito intestinal, especialmente en estados patológicos y tras el tratamiento con antibióticos de manera prolongada», añade la experta de Codinma.

Las leches fermentadas son aconsejables también para las personas que presentan «maldigestión de lactosa» para mejorar su tolerancia a este tipo de azúcar presente en la leche.

Se estudia también el efecto del kéfir sobre la modulación del sistema inmune en el intestino y las investigaciones recientes sugieren que podría ser adecuado en la prevención del daño oxidativo y mutagénico, así como un potente antiinflamatorio y antimicrobiano frente a infecciones.

Su efecto en la prevención del cáncer colorrectal, el de mama y el de pulmón se encuentra también en fase de investigación pues, según detalla la Dra. Aguilar, ciertos compuestos bioactivos del kéfir podrían tener efecto sobre la inhibición de la proliferación y la inducción de la apoptosis en células tumorales.

¿Qué cantidad semanal de kéfir puede consumirse?

 Como recuerda la Dra. Aguilar, actualmente los lácteos son la primera fuente dietética de calcio en la población española por lo que, aunque no son imprescindibles, se recomienda su inclusión diaria en la alimentación. La experta aconseja incluir el consumo de kéfir dentro de las 2-4 raciones por día de lácteos que, de manera generalizada se aconsejan (aunque esta recomendación puede variar en función de la edad). Ski bien explica que es importante la variedad de productos dentro de un mismo grupo alimentario, por lo que su consejo es alternar el kéfir con otros lácteos tales como leche, requesón, cuajada, yogur o quesos.

Fuente: aquí

¿Los fitobióticos actúan como estimulantes digestivos en la nutrición animal?


El uso de fitobióticos ha ido ganando impulso, particularmente desde que se preveía  la necesidad de reemplazar los promotores de crecimiento de antibióticos a comienzos del siglo XXI.

¿Los fitobióticos actúan como estimulantes digestivos en la nutrición animal? 


Por lo tanto, no es sorprendente que dichos compuestos derivados de plantas se hayan calificado principalmente en función de sus actividades antibacterianas.

Igualmente, existen un gran numero de trabajos que demuestran otras actividades de valor potencial, como la actividad antioxidante de algunos compuestos derivados de plantas (revisado por Brenesy Roura, 2010).

Sin embargo, hay otras propiedades funcionales de los fitobióticos que vale la pena considerar. Esta revisión es una actualización de investigaciones recientes sobre dos de las funciones más prometedoras asociadas con los fitobióticos en la dieta:
  • Acondicionamiento digestivo
  • Motilidad intestinal y velocidad de paso 

Morfología intestinal y estatus oxidativo


Muchos de los fitobióticos ampliamente utilizados en los alimentos ganaron popularidad gracias a su uso como especias y condimentos en los alimentos.

Por ejemplo, el orégano, el romero, el tomillo, el ajo o la pimienta negra, entre muchos otros, tienen aplicaciones culinarias con un efecto común de mejorar los perfiles hedónicos / sensoriales de los alimentos (es decir, sabor, olor y especiado).

La estimulación sensorial en la cavidad oral desencadena una cascada de señales al cerebro y otros órganos que finalmente prepara el tracto gastrointestinal (TGI) para la digestión.

Por lo tanto, es probable que la estimulación digestiva sea el efecto funcional más común y consistente de los fitobióticos alimenticios.

La mayoría de los fitobióticos con actividad sensorial aumentan la producción secretora de las glándulas salivales, los jugos estomacales, las enzimas pancreáticas, los ácidos biliares hepáticos y las enzimas de la mucosa intestinal y del borde del cepillo intestinal.

Esto es en parte una consecuencia de la mediación del sistema de detección somática a la respuesta oral a las extractos de plantas y especias.

El par de nervios craneales V (mejor conocido como nervio trigémino) tiene una función protectora destinada a detectar el tacto y la propiocepción, las temperaturas y el dolor entre otras sensaciones somaticas (Djouhri y Lawson, 2004).

En realidad, los estímulos nocivos que incluyen compuestos picantes y especias (por ejemplo la capsaicina y el cinamaldehído) pueden provocar daños en la mucosa en el TIG.

En consecuencia, la estimulación del trigémino conduce a una respuesta secretora de la mucosa del TGI y a un aumento de la motilidad intestinal destinada a proteger el epitelio digestivo.

Los principales receptores implicados en la respuesta somatosensitiva son miembros de la familia de receptores transmembrana TRP. Principalmente el TRPV1 y el TRPA1 que se activan por contacto con altas (más de 40ºC) y bajas (por debajo de 4ºC) temperaturas, respectivamente.

Recientemente se ha confirmado que el cinamaldehído es un agonista de TRPA1 y la capsaicina de TRPV1 en cerdos (Liefferinge et al., 2019).

Algunos de los principales efectos de estos principios activos de extractos y especias probadas se encontraron en las enzimas pancreáticas tripsina y amilasa, y la lipasa intestinal en respuesta a la adición de capsaicina, jengibre, curcumina y piperina, entre otros.

En conjunto, estos resultados abogan por el uso de algunos fitobióticos para mejorar la digestibilidad del alimento.

En particular, si tomamos en consideración las dosis eficaces en roedores, la capsaicina y la piperina a 150 y 200 ppm, respectivamente, tienen un alto potencial para mejorar la digestibilidad de proteínas y lípidos a través del acondicionamiento digestivo.

Sin embargo, se requieren datos adicionales en cerdos para confirmar estos resultados.


Motilidad intestinal y velocidad de paso

La velocidad de paso juega un papel crucial en la digestibilidad del alimento, siendo algunos de los factores principales el tamaño de partícula, la viscosidad y la capacidad de retención de agua. Además, algunos aditivos fitobióticos parecen afectar la motilidad del TGI en los cerdos.

Investigaciones previas de nuestro grupo mostraron que algunos extractos de plantas amargos mejoraba la eficiencia alimenticia en cerdos de engorde (Fu et al., 2015).

Los extractos amargos provocaron un retraso en el vaciado gástrico y diminuyeron el vaciado gástrico y la motilidad intestinal (Fu et al., 2017).

En particular, Fu y sus colaboradores (2017) mostraron cómo algunos extractos amargos resultaron en un retraso significativo (P <0,05) de hasta 30‘ en el vaciado gástrico después de una comida.

Además, los compuestos amargos también mostraron la capacidad de retrasar la liberación de GLP-1 (una hormona insulinotrópica intestinal) y la absorción de glucosa.

Por otro lado, los mismos autores también informaron de una relajación de la contracción del músculo liso del intestino delgado lo que indica una tasa de paso más lenta. El descubrimiento de receptores de sabor amargo expresados en el TGI porcino parece indicar que estos receptores median los cambios en la contracción del músculo liso del intestino delgado (da Silva et al., 2014).

De forma similar, otros autores han publicado resultados sobre la aplicación de extractos y especias reduciendo la velocidad y especias pueden reducir la velocidad general de paso del alimento a través del TGI, incluido en el intestino grueso en ratas (Platel y Srinivasan, 2004).

La inclusión de jengibre en la dieta a 500 ppm disminuyo el tiempo de tránsito global de TGI alrededor del 30% en comparación con el grupo de control sin suplemento.

Una reducción en el tiempo de tránsito en el intestino grueso a su vez reduciría el riesgo de fermentación bacteriana y diarrea causada por material no digerido, particularmente en cerdos jóvenes.

Sin embargo, dadas las diferencias fisiológicas entre las dos especies con respecto a los perfiles de fermentación intestinal, hacen necesaria una investigación adicional antes de que se puedan implementar.

Conclusones y recomendaciones

Una de las funciones relativamente inexploradas de los fitobióticos en el alimento se relaciona con la mejora de la secreción digestiva y la motilidad intestinal en los cerdos.

Los pocos datos disponibles en cerdos junto con los datos existentes de las ratas, sugieren que los bajos niveles de inclusión (entre 150 y 500 ppm) de capsaicina, piperina y jengibre tienen un alto potencial para mejorar la digestibilidad  en los cerdos.


Científicas peruanas: Lena Gálvez y las maravillosas ventajas de comer maíz


¿Encierra el maíz peruano y sus antioxidantes fenólicos la clave para el manejo potencial de la hiperglucemia y la obesidad?

 
Lena Gálvez Ranilla tiene experiencia en el área de la Ciencia y Tecnología de Alimentos y el desarrollo de productos alimenticios. Su línea de investigación es la bioquímica y biotecnología aplicada al estudio de alimentos funcionales y compuestos bio-activos de nuestra biodiversidad. 
Esta posibilidad ha sido estudiada en uno de los más recientes estudios de Lena Gálvez Ranilla (44), ingeniera en Industria Alimentaria por la Universidad Católica Santa María (Arequipa), donde hoy es docente, además.
Gálvez desarrolló el tema en un reciente artículo, publicado en Journal of Food Science and Technology –Mysore, y es una muestra más de la dedicación de esta científica peruana y su línea de investigación, que se relaciona con la bioquímica y biotecnología aplicada al estudio de alimentos funcionales y compuestos bioactivos que existen en la biodiversidad de las plantas peruanas.
Con una Maestría en Tecnología de Alimentos por la Universidad Nacional Agraria la Molina y un Doctorado en Ciencia de Alimentos por la Universidad de Sao Paulo (Brasil) con un año de estancia doctoral en la University of Masachusetts (Departmento de Ciencias Alimentarias, en Estados Unidos), Gálvez se ha especializado en el análisis de plantas y alimentos para el desarrollo de compuestos con potencial impacto en la salud.
En detalle, esta científica ha trabajado en el análisis de compuestos polifenólicos (químicos presentes en vegetales con propiedades antioxidantes) de plantas y alimentos de origen vegetal (flavonoides, ácidos fenólicos, isoflavonas), así como en el desarrollo de modelos bioquímicos y celulares usando enzimas y microorganismos para evaluar el efecto antioxidante, antihiperglicémico, antihipertensivo, antiobesidad, prebiótico, y actividad antimicrobiana in vitro de plantas medicinales y compuestos bioactivos alimentarios.

A su amplia obra científica —con más de 20 artículos publicados en el importante repositorio científico Scopus— se suma su labor docente como profesora adjunta de la Escuela de Alimentos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile) donde también ha realizado investigación, extensión y gestión.
Clasificada en el Grupo Carlos Monge Nivel II del Registro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Renacyt), Gálvez ha sido investigadora invitada en el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Agraria La Molina. Ahí, lideró un proyecto de investigación financiado por el programa de repatriación de investigadores peruanos de INNOVATE Perú.
La lista Científicas Peruanas es proporcionada por el Concytec, en base a la información autodeclarada por las científicas en el Registro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Renacyt).

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