La microalga de rápido crecimiento llamada
Chlamydomonas reinhardtii es famosa en los laboratorios científicos debido a su
posición como el alga más estudiada del mundo.
Durante décadas, el organismo unicelular verde, que
crece principalmente en suelo húmedo, ha servido como especie modelo para temas
de investigación que abarcan desde biocombustibles a base de algas hasta la
evolución de las plantas. Mientras que otras especies se han utilizado como
nutracéuticos dietéticos que proporcionan aceites beneficiosos, vitaminas,
proteínas, carbohidratos, antioxidantes y fibra, los beneficios de consumir C.
reinhardtii no se habían explorado previamente.
"Entre el 10% y el 20 % de la población española
sufre o puede sufrir el SII a lo largo de su vida y va aumentando por el estrés
actual"
Investigadores de la Universidad de California (UC)
en San Diego han completado recientemente el primer estudio que examinó los
efectos de su consumo y han demostrado que esta especie mejora los problemas
gastrointestinales humanos asociados con el síndrome de intestino irritable
(SII) como la diarrea, los gases y la hinchazón. Los resultados del proyecto se
publican en el último 'Journal of Functional Foods'.
En declaraciones a Alimente, Domingo Carrera, médico
especialista en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades
Digestivas (Cmed), admite que el SII, conocido también como síndrome de colon
irritable, es un trastorno funcional del aparato digestivo. "Actualmente
se sabe que entre el 10% y el 20% de la población española sufre o puede sufrir
el SII a lo largo de su vida. Este porcentaje va aumentando debido a los
factores de estrés de la sociedad actual, sobre todo, en las grandes ciudades,
que influyen directamente en su aparición".
La integración de alimentos funcionales de alta
calidad en la dieta moderna se ha visto reforzada por una creciente conciencia
de la interacción entre la misma y la salud en general. Los alimentos
funcionales, a veces denominados nutracéuticos, proporcionan beneficios
adicionales más allá de su valor nutricional y calórico a través de la
incorporación de compuestos bioactivos que están asociados con un mejor estado
de bienestar. Factores como el crecimiento de los costes de la atención médica,
el aumento de la esperanza de vida y el deseo de mejorar la calidad de la misma
han impulsado la demanda de ingredientes más naturales, tal y como documentan
los investigadores suecos Beat Mollet y Ian Rowland en la revista 'Current
Opinion in Biotechnology'.
Ingredientes funcionales
Las algas, un grupo polifilético altamente diverso
de microbios fotosintéticos y algas marinas, son una fuente atractiva de
ingredientes funcionales, ya que ofrecen una gama casi ilimitada de productos
derivados de forma natural. La incorporación de biomasa de algas en los
alimentos se puede utilizar para mejorar la calidad nutricional de los
alimentos debido a los nutrientes que proporcionan (vitaminas, proteínas,
minerales, carbohidratos, antioxidantes y fibra), según un estudio publicado en
'Alga Research'.
Se ha demostrado que la adición de biomasa de algas
y compuestos derivados de las mismas a los alimentos es beneficiosa para la
salud humana y animal, con estudios específicos que investigan la incorporación
de microalgas o algas marinas a la dieta para reducir potencialmente la
aparición de cáncer y combatir los efectos del envejecimiento, prevenir
enfermedades, controlar la obesidad y mitigar la inflamación.
Aunque las algas se han cultivado durante siglos,
los recientes avances en la tecnología de producción han permitido el cultivo a
gran escala de microalgas en estanques abiertos, fotobiorreactores y tanques de
fermentación. Estas técnicas de cultivo permiten un control óptimo sobre la
calidad del producto, ya que la composición química de la biomasa de algas
depende en gran medida de factores ambientales como la calidad del agua, la
temperatura, la salinidad, el pH y el contenido de nutrientes.
De los miles de géneros de microalgas, solo unos
pocos han sido blanco de producción comercial como alimentos o ingredientes
alimentarios, en particular: Arthrospira (espirulina), Chlamydomonas,
Chlorella, Dunaliella, Euglena, Haematococcus, Isochrysis, Nannochloropsis,
Phaeodactylum y Porphyridium.
“En el momento de este estudio, la biomasa de
células enteras de 6 especies está reconocida actualmente por la Administración
de Fármacos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés)
como generalmente considerada segura (GRAS, en inglés) para el consumo humano.
La última especie aprobada como GRAS es Chlamydomonas reinhardtii, el tema
principal de este estudio.
"La gente ha estado observando estas algas
durante décadas, pero este es el primer estudio que muestra lo que muchos de
nosotros sospechamos: es bueno para usted", ha declarado el investigador
principal Stephen Mayfield. E insiste en que "esto es emocionante porque
demuestra un efecto claro: si tiene síntomas similares de SII, esto es
beneficioso".
Durante años, los investigadores del laboratorio de
Mayfield han estado explorando C. reinhardtii como una fuente rentable y
sostenible de productos valiosos a base de plantas, específicamente productos
farmacéuticos y biocombustibles. Ahora, trabajando con varios colaboradores,
incluidos John Chang (Escuela de Medicina de UC San Diego), Rob Knight (Escuela
de Medicina, Escuela de Ingeniería Jacobs y Centro de Innovación de
Microbiomas) y la startup Triton Algae Innovations, con sede en San Diego,
volcaron su atención hacia la investigación de las algas como un aditivo
alimenticio nutritivo para mejorar la salud humana.
Biomasa de alga
La biomasa de C. reinhardtii utilizada en el
estudio, que fue cultivada por Triton Algae Innovations, fue sometida a
rigurosas pruebas de seguridad y fue designada como GRAS por la FDA, dando luz
verde así a su uso en un estudio humano.
Los datos preliminares en ensayos con ratones
demostraron que el consumo de C. reinhardtii redujo significativamente la tasa
de pérdida de peso en roedores con colitis aguda, que generalmente está
relacionada con la inflamación del tracto digestivo. A partir de estos datos,
los investigadores se propusieron probar un efecto similar cuando las algas
fueron consumidas por voluntarios humanos, incluidos aquellos con y sin
síntomas asociados con el SII. Los voluntarios consumieron diariamente
cucharadas de biomasa de C. reinhardtii en polvo y reportaron su salud
gastrointestinal durante un mes. De los cientos de participantes interesados
en el proyecto, los datos de 51 voluntarios cumplieron los requisitos del
estudio para su inclusión en los análisis de datos finales.
Los resultados mostraron que los participantes que
tenían antecedentes de síntomas gastrointestinales frecuentes informaron de
tener menos molestias intestinales y diarrea, así como menos gases o hinchazón
y deposiciones más regulares.
"Los beneficios de consumir esta especie de
algas fueron inmediatamente obvios al examinar los datos de ratones y humanos
que padecían los síntomas", dijo Frank Fields, científico investigador en
el laboratorio de Mayfield y autor principal del artículo. "Espero que
este estudio ayude a desestigmatizar la idea de incorporar algas y productos a
base de ellas en su dieta: es una fuente fantástica de nutrición y ahora hemos
demostrado que esta especie tiene beneficios adicionales para la salud".
En opinión del doctor Carrera, se trata de "un
trabajo muy interesante que confirma las propiedades beneficiosas para la salud
de las algas marinas. A sus propiedades nutricionales ya conocidas, se suma ahora
un indicio de beneficio para un problema de salud muy común. Se debe estudiar
más en profundidad el mecanismo de acción a nivel de la salud humana de esta
alga, pero es un primer resultado muy prometedor".
Moléculas bioactivas
Los investigadores dicen que se necesitan muchas más
pruebas con grupos más grandes de participantes en periodos de tiempo más
largos. En este punto, no tienen claro cómo funcionan las algas para mejorar la
salud gastrointestinal. Los científicos creen que los beneficios podrían
atribuirse a una molécula bioactiva en algas o tal vez a un cambio en la
expresión génica de las bacterias intestinales causadas por su consumo.
"Es cierto que no se sabe muy bien el mecanismo
de acción, pero se sospecha que, efectivamente, pueda ser el efecto de una
molécula bioactiva presente en el interior de ella, aunque también se sospecha
que el alga modifique la expresión genética de las bacterias de la flora
bacteriana intestinal, como explican los propios autores, y esto haga que el
funcionamiento de la microbiota sea más adecuado y equilibrado, como
consecuencia de la acción del alga sobre ella. Hoy en día se sabe que las
personas con SII presentan cierto desequilibrio en la flora bacteriana del colon,
producto de su irritación y esto generaría los síntomas propios del síndrome.
En este caso, el alga modificaría la expresión genética de las bacterias y
ayudaría a mantener un equilibrio de las mismas y, por tanto, una disminución
de síntomas".
La dieta a seguir
"Se recomienda un consumo de entre 1 y 3 gramos
de biomasa en polvo de alga Chlamydomona reinhardtii al día", doctor
Carrera
Mientras los estudios continúan, el experto del Cmed
recomienda a los pacientes "seguir una dieta baja en grasas en general y
saturadas en particular. Se debe reducir el consumo de azúcares refinados y
azúcar en general, y moderar el consumo de carbohidratos complejos como pan y
pasta, así como el de verduras crucíferas, legumbres (un día a la semana y
mejor lentejas y guisantes), así como disminuir el consumo de frutas con alto
índice glucémico (mango, uvas, higos y chirimoyas). No se deben consumir
alimentos crudos muy frecuentemente, sobre todo, verduras. Evitar picantes y
condimentos fuertes como curry, pimienta o chili, semillas, casquería y lácteos
enteros y los procesados, la comida rápida y alcohol. Evitar del todo comida
procesada o ultraprocesada, comida rápida, alcohol, la bollería industrial y
postres, en general, salvo chocolate puro de cacao al 70%. Por el contrario,
hay que comer más pescado blanco y carne blanca que pescado azul y carne
roja".
Y recordar, insiste, que para hacer frente al SII se
"debe intentar hacer actividades que nos relajen (deporte aeróbico o
cardiovascular, yoga, etc. Si la diarrea es muy molesta, se pueden beneficiar
de fármacos como el bromuro de pinaverio, en dosis de 100 mg diarios. También
se utilizan probióticos en periodos controlados, ya que se cree que la
irritación del colon produce una alteración y desequilibrio de la microflora
intestinal, y esto genera fermentación, que podría ser responsable de los gases
en exceso y la diarrea. Por último, el paciente puede usar productos para
reducir la presencia de gases como el carbón activado o la simeticona, o
fármacos que mejoren el tránsito intestinal, como laxantes mecánicos y
osmóticos (sen, cáscara sagrada, Plantago ovata ), o productos que frenen la
diarrea si es muy profusa, como la loperamida, aunque este último se debe usar
por poco tiempo.
Por Patricia
Matey
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