Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han demostrado que los insectos comestibles, populares en la actualidad por su potencial fuente de proteínas, podrían ser igualmente interesantes para otras actividades biológicas en nuestro organismo, más allá de su aporte nutricional.
Larvas de insecto
A partir de dichos insectos es posible obtener extractos concentrados en compuestos de naturaleza química muy diversa.
En condiciones in vitro, extractos obtenidos a
partir de insectos comestibles –como el gusano de la harina (Tenebrio molitor)
o el grillo doméstico (Acheta domesticus)– son fuentes novedosas de compuestos
bioactivos. Así lo comprueba un trabajo realizado en el Instituto de
Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL, UAM-CSIC).
En concreto, el trabajo muestra cómo a partir de
dichos insectos es posible obtener extractos concentrados en compuestos de
naturaleza química muy diversa, tanto antioxidantes como inhibidores de la
enzima responsable de la digestión de las grasas.
“La actividad antioxidante de los insectos ya había
comenzado a evidenciarse en los últimos años para distintas especies de
insectos comestibles, la cual ha sido principalmente atribuida a la fracción
proteica de la harina obtenida a partir de estos insectos”, detalla Diana
Martin, directora del trabajo.
“Sin embargo, este estudio muestra por primera vez
esta actividad antioxidante para extractos no proteicos, obtenidos por
metodologías avanzadas de extracción y medioambientalmente limpias”, añade la
investigadora del Grupo de Ingredientes Alimentarios Funcionales de la
Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Por su parte, Joaquín Navarro del Hierro, coautor
del estudio, aclara que una mejora del estado oxidativo de los tejidos “está
altamente relacionado con una mejora del estado de salud y la prevención en el
desarrollo de determinadas patologías. De ahí el interés en hallar nuevas
fuentes comestibles ricas en compuestos antioxidantes”.
Capacidad inhibitoria de la digestión
Uno de los resultados más importantes de este
trabajo, publicado en Food Chemistry, es la evidencia de la capacidad
inhibitoria de la digestión de los lípidos de la dieta, algo que no se había
descrito hasta ahora para los insectos comestibles.
“Esta actividad inhibitoria contribuiría a una
reducción en la absorción de los lípidos de la dieta, lo cual es de interés
frente a problemas de salud como niveles elevados de triglicéridos o colesterol
en sangre, así como sobrepeso u obesidad”, explica Martín.
Los autores se encuentran ahora explorando otras
especies de insectos y evaluando otras actividades biológicas, así como
distintas formas de obtención de extractos para el desarrollo de ingredientes
bioactivos de alta eficacia a partir de insectos.
Fuente: aquí
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